Como todos los viernes, Pilar y yo nos juntábamos para charlar, solo charlar. Era una imposición de las dos como terapia.

Surgio a raíz de un suceso traumatico. Metieron al hijo de Pilar en la cárcel y todo su mundo se derrumbó. Sentía una culpabilidad muy grande. Culpabilidad respecto a su entorno, parecía que toda la familia era autora del delito. Culpabilidad porque se consideraba responsable por no haber evitado la situación que ahora tanto perjudicaba a su hijo. Esos viernes (por supuesto arreglábamos parte de los problemas del mundo) eran un ritual. Pastas , bollos, pero eso si yo con infudigest y Pilar con infulínea.

Este domingo voy a ver a Javi ,eso era otro problema, sólo un 10 % de los presos están cerca de su hogar. ¿Vas con tu marido? o sigue diciendo que para el su hijo ha muerto. Antonio sigue en sus trece, no perdona a nuestro hijo.

¿Pilar, has considerado la oferta que te hizo cortar, coser y poner?.

No se, ya no tengo la vista de antes.

Ojala tuviera yo tus manos, eres una artista, no lo dudes y acepta.

Tienes razón, me vendrá bien.

Ahora Pilar estaba bien, lo bien que se puede estar dentro de su situación.

Si volvemos la vista atrás…..

Coincidíamos en el autobús. Era una mujer con las manos atadas. Ni un ápice de libertad.

Todos los que estábamos en la fila para ver a los reclusos, eramos extraños. Todos asumen que la culpa del condenado recae sobre ellos.

Eso hace muy difícil la comunicación

Yo llevaba tres años visitando a mi marido, Pilar empezaba el calvario.Yo no tenía ningún asomo de culpa. Mi marido había matado al degenerado que violó y asesino a nuestra hija. y yo estaba a su lado porque fue decisión de los dos.

Por eso pude ayudar a Pilar, y ya no tenía las manos atadas. Ahora era modista. y era moderadamente feliz.

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