La ciudad devora vidas a diario, con un ruido constante entre los dientes,
boca abrupta de cierre intermitente.
Abre un útero de hierro y engranajes, engullendo marionetas penitentes,
abortando bruscamente en estaciones donde pocos yaquisieran ser nacientes.
Es la mantis lujuriosa y decadente, que regala anonimato y te mastica,
te camufla sigilosa y lentamente, bajo espeso alquitrán de negro tinte.
Lupanar de lo oscuro y los excesos, basurero de sueños inocentes,
donde hoy, entre el ruido y los neones, comprarán otro cuerpo impunemente.
Va este centro social a la deriva, con cartones y olor rancio permanente.
Camposanto abandonado entre locales, habitado de olvido entre la gente.
En la esquina esa mano diminuta se revuelve y se aferra con tibieza
a otra adulta que la mira, y la cobija, y avanzando se diluyen suavemente.
Es un gesto sutil, imperceptible, erigido victorioso entre los grises,
y entre miedos y esperanzas deslucidas va esa luz a dar color a la mañana.
Ese trago de amor nos hará libres si pudiéramos ser siendo nosotros,
si quisiéramos mirar siempre de frente.
Ese sueño tal vez vendrá a salvarnos, si entre todos soñamos nuevamente.
Petra Bueni es el nombre artístico de Petra Bueno.