En calles soleadas por el son de tambores,
en bosques soterrados de asfalto sin colores,
ha venido la muerte a buscar malhechores,
cantando canciones que evocan pasiones,
regalando rimas, y versos, y amores,
para luego cortarlos de cuajo arrancando clamores,
en un rap infinito de malditos olores,
donde se marchitan los fuegos y se apagan las flores,
donde se marchitan los fuegos y se apagan las flores,
donde se pudren los besos y se encuentran vapores
de chispas hundidas en un mar de dolores.