No esperaba acabar así.

No esperaba acabar así, apaleado por un antidisturbios un día cualquiera de mayo de 2011, sin saber siquiera porqué.

Es cierto que no me lo esperaba, dado que creía haber afinado mi máquina del tiempo mucho mejor. Cuando la construí, se me ocurrió la genial idea de incluir un módulo de creación de ropa, para que mi vestimenta se adecuara automáticamente a la época y lugar de aterrizaje. Al fin y al cabo, quedaría un poco raro si aparezco en la Grecia clásica con un traje ajustado de biotejido. O quizá no, los griegos eran muy raros.

Que listo soy, ¿verdad? Listísimo. Por eso mismo estoy ahora recibiendo palos a diestro y siniestro de un señor con bigote. Porque el algoritmo de diseño de ropa que tan bien pensé, vio que la densidad de ropajes pseudo-hippies era lo suficientemente elevada como para caracterizarme como tal. Y aquí estoy yo, reputado científico, en plena manifestación de a saber que y recibiendo como el que más.

Pero esto no me hará desistir. En la vida científica te llevas muchos palos, y yo en un solo día ya me he llevado los de toda una vida. Ya no me tocan más. Así que seguiré trabajando. Mejoraré mi algoritmo. Y con suerte, puede que a la próxima me toque el traje de policía.

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