¡Ay, Lobo! ¿qué miras?

más te valdrá salir corriendo.

Esconde tu belleza,

tu hechizo ya no sirve.

Fuiste Licaón y Luparca,

Fenvir, Sköll y Hati

cuando el mundo era más joven.

Pero, Lobo, ya no eres hermano

ni nadie ya licántropo.

Te perdimos el miedo

cuando ganaron precisión

nuestras armas automáticas.

Has entrado en conflicto

con nuestros intereses.

Te llamaremos alimaña,

te recluiremos,

robaremos tus lobatos,

cortaremos tu cabeza,

la colgaremos

en la entrada del pueblo.

Te torturaremos con cepos.

De nosotros dos, Lobo,

sólo puede quedar uno.

Lo dice la ley inapelable.

La ley del más feroz.

Ninguno de los tuyos

te llamará ya por tu nombre.

Cuando te hayamos vencido,

¿qué habrá muerto de nosotros?

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