Demacrada la estancia y mis recuerdos,
muerta en la noche y acaso acorralada,
indefensa,
con los pies en la tierra y malherida
como si de un lobo huyera vagabunda
y luchara contra luces
contra luces
contraluces
contra luces que habitan esta noche
y jurándome canciones
me desvelan
con el zumbido de las alas
de un ejército de naves de papel
que no me hieren
que no me quieren
que no se mueren
cuando se alza el día luminoso
y cesan todas las guerras
donde luchan los recuerdos
y fallece la angustia, y la risa, y la desesperanza
en un acabárase de lágrimas
frío
y amplios ventanales a la nada
de tu ausencia.
Al vacío
de tu ausencia
Al vacío.