De la estepa caminante perdido,

que manchas con tu mirada la nieve,

esta marcha oscura a todos remueve,

siembras el terror del ángel caído.

 

Riegas la estepa con tu orgullo herido,

y en este tiempo, ya a nadie conmueve.

Anhelante, rabias por quien te apruebe,

muchos te quieren desaparecido.

 

Sería triste mirar tu malicia,

asquerosa resulta tu actitud,

tu palabra ya roza la inmundicia.

 

Se amable, camina hasta la quietud.

No merecemos tamaña estulticia,

quienes te desprecian, son multitud.

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