Al caer la noche, puerta cerrada.
“ Espera a que llegue el nuevo día,
con Lobo suelto, no abras todavía”,
repetía una voz susurrada.
Al despertar en esa madrugada,
el miedo a mi lado, mi compañía,
ese lobo fingido que dormía,
hasta que la voz amaneció callada.
Tu piel se quedó tirada en la puerta,
cuando enfrenté tu mirada censora
y dejé mi compasión descubierta.
Tú, un lobo sin piel eres ahora.
Yo, un corderito con la puerta abierta
que solamente sus sueños devora.