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No me gusta ese diagnóstico, no me lo creo.

T.L.P., trastorno límite de la personalidad. Quizás quieren decir una personalidad límite, ¿Pero qué significa?

He buscado en Google, y sufro de casi todos los rasgos: miedo, fobia, ira, e inestabilidad. Conozco a muchos así, eso sí nunca me he intentado suicidar ni me auto lesiono, algo es algo.

Aun así estoy decepcionado. Pensé que lo mío no tenía nombre, que era mi personalidad diferente y resulta que es algo frecuente, conocido y sin gota de originalidad.

Durante mucho tiempo al peso de la historia de mis 12 apellidos vascos cayó sobre mis hombros, le adjudiqué un gran valor como motor de mis dificultades, y después de renegar hasta del Atlético de Bilbao, resulta que no tenían la culpa de mi mal carácter.

La búsqueda de la verdad que tan arduamente emprendí por India y Nepal, en los años que seguí al Gurú Babá, respondían a mi falta de auto-identidad, no a una elevada condición y desarrollada curiosidad.

Al menos me quedó un cuerpo atlético y flexible.

Así que siendo oficialmente «borderdile» (tampoco me gusta el término en inglés) ahora podría hacer el ganso impunemente, como meditar en medio de la Avenida de Sabino Arana, con el balón que me firmó Iribar de cuando chaval, en la cabeza.

Sonrío solo de pensarlo.

¿Me llevará este diagnóstico por fin a la normalidad?

Y lo que es más importante, ¿me llevará a la felicidad?

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