
Querida madre,
Que nuestra relación resulta imposible está muy claro desde hace tiempo. Nunca nos hemos entendido. Constantes discusiones, gritos, llantos de rabia e impotencia llenaban la casa.
Sé que no eres feliz con padre, aunque siempre lo hayas negado. Por eso quisiste a toda costa que estuviéramos a tu lado hasta ahogarnos y asfixiarnos, sin poder hacer ningún movimiento sin sentirnos culpables.
Mi intento de suicidio fue una llamada de atención. Ya no podía soportarlo. Alguna vez viste algo bueno en mí?.
Pero ya está decidido: me marcho, madre. Para no volver. Y muy a pesar de todo, siempre que lo necesites te tenderé mi mano.
Por ahora no te diré mi paradero. Necesito respirar. Te pido que lo respetes.
Y una cosa más: me caso. Sí, estoy embarazada. De quién?. De aquel camarero cubano, tan servicial, con un cuerpo que quita el hipo, del bar enfrente de casa. Fue una noche loca, pero que muy loca, pero resulta que estamos muy bien juntos. Una nueva vida con alguien que te trata bien. No está mal, verdad?. Y espero que dure, que nunca se convierta en una pesadilla como la que es tu vida con padre. Él se desahogaba contigo y tú con nosotros. Una insoportable espiral de violencia…
Ya sé que seremos madre e hija incluso hasta que la muerte nos separe. Pero me alegro de separarme de ti antes de que ella lo haga.
Sin más se despide tu hija que te quiere