Si me miras, no aparto la vista porque tendrás algo que decirme aunque sea sin palabras. Si me hablas, te escucharé con atención porque habrá verbos que nunca haya oído. Si me escribes, leeré letra a letra lo que quieras comunicarme. Si me das la espalda, yo te daré la mía para que te lleves algo de mí.

No olvido, pero no guardo rencor porque ocupa demasiado espacio. No perdono, porque no me ofende ni siquiera quien quiere hacerme daño. No odio, porque nunca pierdo el tiempo en cosas inútiles. No me gusta gustar, porque hay gustos que son de mal gusto.

No tengo equipaje porque siempre estoy en camino. No tengo metas inalcanzables ni destinos imaginarios. No necesito a nadie para saber que no estoy solo.

Cuando me buscas para bien seguro que me encuentras, y si es para mal seguro que te arrepentirás. Cuando me ignoras, no lo advierto porque soy un ignorante. Cuando me quieres, yo te llevo amando una eternidad. Cuando me abandonas, echo a volar.

Me hablo y no me hago caso. Me regaño y me hundo. Me alabo y estoy sordo. Me quiero y me odio a la vez.

Y me miro y no me reconozco. Y me escucho con otra voz que es más lista que yo. Me ilusiono, me deprimo, me alegro y me entristezco; salto y estoy sentado; duermo mientras me desvelo; Estoy arriba y abajo, dentro y fuera.

Así de simple soy… Ante todos, ante ti, ante mí.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *