Soy una botella de cerveza mahou y tengo 5 hermanas, venimos envueltas en plástico, nos hemos encontrado de nuevo en la cinta de reciclaje.
-Yo he sido servida en un vaso ancho, en la fiesta de presentación de una poetisa. Qué ambiente más intelectual. Seguro que quien me bebió era una rata de biblioteca.
-Pues a mí me bebió a morro un sin techo, que contento le puse. En la Gran Vía me vacié. Yo experimenté lo que es auténtica felicidad.-dijo la segunda
-No sabes de lo que hablas, la alegría de un chaval, con su primera cerveza, que lo elevó en el firmamento, eso es lo que me tocó a mí; Sentirse mayor e importante, nada más sublime.
-Habéis tenido más suerte que yo, a partir de cierta edad ya se deja la cerveza entera sobre la mesa y no deleitas a nadie, lo único que le haces sentir es pena de sí mismo y culpabilidad por la cantidad de pastillas que ingiere al cabo del día.-dijo la otra.
-Yo fui la última de una gran borrachera, me mezclaron con vómito. Nunca he experimentado tanta desolación. No quiero ni recordarlo.
-Pues yo estuve en manos de una pitonisa; mientras echaba las cartas a un ejecutivo, me puso como ejemplo; “o le pones remedio o tu amor tendrá el futuro que tiene esta botella de cerveza: nunca más será bebida”.- Las botellas coincidieron en que no era una adivinadora autentica.
Nosotras estábamos siendo llenadas, las 6 consiguieron estar en el mismo pack. La felicidad y la curiosidad por el devenir las excitaba, hacían espuma.
Se cargaron para el reparto, paró el camión y el mozo dejó la puerta abierta. Un maleante callejero, aprovechando que no le veían, cogió el pack de nuestras protagonistas, cuando el mozo le chilla y le echa el alto. Él se asusta y deja caer las cervezas contra el suelo.