Me considero complicada, como las dos caras de la moneda, como la tela floreada con su parte delantera coloreada, iluminada y bonita, y la trasera, donde los colores frontales quedan mas tenues y difuminados.
La gente que me ve me considera una persona tranquila, que transmite mucha paz. Introvertida, divertida en ocasiones, fría e inexpresiva en otras, dulce y con mucha capacidad de escuchar.
Pero si se abre la cremallera y miramos por dentro, se puede ver a una persona con gran necesidad de actividad, muy emocional, aunque todas las emociones estén contenidas, una persona en busca constante de su inspiración, de su motor. Al mirar mi interior se puede ver a una persona corriendo hasta el hastío por los pasillos de un gran laberinto, parándose en cada puerta que ve por si fuese la que lleva a la salida, ¡pero no!, cada puerta que se abre da a mas y mas pasillos que no ven el final.
Quizás sea porque fui princesita de papa, y crecí entre los algodones y la soledad de un mini castillo, pudiendo ver el mundo desde el cristal y aprendiendo lo que me contaban. Fui pajarillo con ansias de volar, que en el instante que una venta se abrió voló rápido queriendo participar en el mundo real… pero lo único que consiguió fue caer en una jaula de gris metal. Y aunque tardé un tiempo puede escapar, pero ya era un pájaro grande que aún no sabía volar.