Es octubre y vuelo en Ryanair hacia Munich, me ha invitado mi amiga Isabel al “Oktoberfest”, y he venido con mi traje bávaro que compré en Amazon
Yo no bebo alcohol, pero a pesar de ello he venido, a pasar el fin de semana porque no conozco Munich.
Isabel lleva muchos años viviendo en Alemania, ha venido a recibirme al aeropuerto acompañada de su novio Gerhard, un alto y fornido alemán, con una gran sonrisa y unos bellos ojos azules.
Nos hemos ido inmediatamente al festival, sin antes pasar por su casa para ponernos nuestros disfraces, y ¡vualá! nos dirijimos hacia el festival los tres. Al llegar he podido constatar que no hay cerveza sin alcohol, Isabel y Gerhard se han puesto a beber cerveza a discresión, acompañadas con unas enormes salchicas y chucrut al estilo bábaro. No me ha quedado remedio que beber la cerveza con alcohol, aquí sólo se sirven unas jarras de litro, hay otras de 2 litros que se ha servido Gerhard, yo con mi cerveza de litro, y otro litro más, y otro más, me he quedado dormida, soñando que era la Supermalta y volaba por los aires con mi capa de rombos azules y blancos sujetando una jarra de cerveza, qué borrachera. He despertado, y es verdad, estaba sujetando una jarra de cerveza.