La infancia de mis pétalos mira al cielo,

es fantasía de alas;

mi cuerpo es aún prematuro,

no puede elevarse,

el barro me aprisiona en el corazón-féretro de la madre tierra.

 

Tener raíces es convivir,

crecer entre paredes grises:

mi futuro, una visión creadora apena comenzada.

 

La primavera brota como monólogo de instintos,

soy hierba,

efímera existencia,

y sin embargo el símbolo,

impetuoso y fértil, de la esperanza.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *