«El vuelo con destino a Nueva York ha comenzado su embarque». Nunca pensó que haría este viaje hoy pero los planes se adelantaron esta mañana. El motivo del viaje era su hijo. La vida cambiaba para él desde esa breve llamada, madrugadora aquí pero nocturna al otro lado del océano. Los recuerdos le abordaron nada más abrocharse el cinturón. Una vida de momentos se precipitaban en su cabeza, guardaba fresco el recuerdo de una infancia que ahora parecía haberse desvanecido. Las lágrimas se agolparon y tuvo que tragar saliva para no llamar la atención de su compañero de vuelo. Más relajado, recordó las palabras que precipitaron su viaje: «Papá, ya eres abuelo». Y vio su sonrisa reflejada en la ventanilla.

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