¿Comienza nuestra historia con la maldición de Caín? Es un sangriento relato de muerte, asesinato y tortura en todo caso. Tanta ha sido la sangre derramada a través de la historia que podría pintarse todo el universo de rojo con ella y, aun así, sobraría mucha. ¿Cuándo dejará el hombre de imponerse a sus semejantes? ¿Cuándo se saciará su sed de sangre?

 

Unas veces se derramó sangre en nombre del honor, otras, en nombre de venganzas por supuestos errores. En algunas ocasiones, hordas hambrientas invadieron pacíficas tierras en busca de alimento y, en otras, en busca de la dominación del mundo. Contemplando este aspecto de la naturaleza humana cabe preguntarse si la humanidad no es una de las especies más despreciables y crueles de la tierra.

 

Jamás un dictador ha podido escapar a esta lógica. Los hechos confirman que la espada nunca ha gobernado, ni gobernará, los corazones de los hombres. Si el cuerpo humano puede ser sojuzgado por la fuerza, el alma humana no. La espada puede conquistar los territorios, pero nunca los corazones. Aceptar una creencia es propio del corazón. La naturaleza humana nunca cambia. “¿Queréis que nos dejemos prender por las creencias que nuestra inteligencia ha rechazado?” Se inventaron torturas y castigos inhumanos… La historia de la violencia nunca tiene fin.

 

Me pregunto si los que de alguna forma los que hemos vivido situaciones traumáticas ante el ejercicio del pensamiento absoluto en nuestro pasado reciente, seremos capaces de superar algún día las heridas que nos dejaron sin cicatrizar…

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *