No paro de pensar en ello, jamás debí ponérmelo pero no tenía opción, abaten a tiros a cualquiera, hombre, mujer, niña o niño, los crematorios masivos no cesan día y noche, el valor de la vida se ha devaluado en récords mínimos, se dio a conocer en los medios de comunicación la noticia de que había sido aprobada la ley de confinamiento, diseñada para que las familias que ganen menos de 200 euroyenes no puedan disfrutar de las mismas zonas comunes que la gente normal, han creado espacios vallados con casas contenedor a las afueras de la ciudad para facilitar su transporte, solo la mano de obra que vive en los vagones son alimentados con proteína sintética que van y vienen a la ciudad para construir las nuevas pirámides, ¿qué valor tiene la vida? Abrí la cápsula del tiempo que mi tatarabuelo enterró, la encontró en sus viajes por las ruinas de una ciudad llamada Barcelona. En ella había instrucciones, un cómic, una biblia y un Quijote, en el fondo, bien hermético, había un chaleco con explosivos. Recuerdo cuando mis bisabuelos me contaban historias de gente que se manifestaban cara a cara con la policía, aquellas hazañas quedaron borradas en el olvido. Lo que sucederá hoy no lo esperan, no se usa hace más de 100 años, Soy encargado del catering en la torre alta, llevo allí 45 años trabajando, soy uno de ellos.