– Doctor, tengo un dolor agudo entre las piernas y creo que con un poco de saliva se me curará. Mire, justo aquí, en este botoncito. Ayúdeme, por favor, alívieme el daño con la ayuda de su boca.-Leticia no se pudo aguantar más y al terminar la frase soltó una sonora carcajada – Lo siento cariño, ya me concentro, es que este rollo de los médicos me hace mucha gracia. ¿Y si hago de puta, como en Pretty Woman, y tu de Richard Gere? Vamos, no te desanimes, que esa culebrilla volverá a bailar al son de mis caderas. Pídeme lo que quieras, ¿qué necesita mi cliente exigente?.
No obtuvo contestación. Leticia se sentó al borde la cama y cubrió su cuerpo parcialmente con la sábana. – No será que ya no te gusto, si es eso prefiero saberlo. – Su marido alargó la mano hasta sus labios y la hizo callar. Después acarició sus mejilla, su cuello, sus pechos, su cintura y se paró en los muslos. Leticia, cogió la mano y se la puso entre las piernas -Y si tomas otra pastilla azul, ya se que no es recomendable, pero puede que necesites una dosis más fuerte. O sino, ¿quieres que llamemos a una puta de verdad y hagamos un trío?