– Entonces si te he pillado, ¿Esta es la puerta de acceso de los empleados?

– Si, y mira el plano. La caja fuerte está en esta habitación. Es de apertura retardada y la chica rubia mona es la primera que entra. Nunca después de las 8h00. Antes se toma un café en el bareto que ves al lado del banco. El julaï ha dicho que la caja se abre automáticamente a las 8h30. Entonces entrar cogido del brazo de la rubita, quitar la alarma y estar quieto 30 minutos. Ahí trincamos la pasta. Ni tiros, ni hostias. Mejor pa’ todos.

– ¿sospechan que vigilamos?

– Imposible, soy un obrero más. Aquí entre camioneros y obreros, pasarán por lo menos 200 personas cada día. ¿Cómo te vas a fijar? Una vez el capataz me preguntó que cojones hacía aquí, le contesté en rumano “chúpamela”. No se enteró y pasó.

– Jajajaja, Es verdad que tu mujer es rumana. ¿Qué tal va?

– Bien, otra vez embarazada.

– ¡No paras semental!

– Pues más bocas para comer. ¡Necesito pasta!

– No te preocupes, con tu parte, vas a poder comprar 3 pisos de los que construyes, jajajaja.

– Pufff, paso. Con el ruido de la obra, estoy con la cabeza hecha un bombo. Y el casco me aprieta las neuronas. ¡Cuando pienso que antes de esta mierda de crisis era albañil! ¡Como para comprarme un piso de estos!

– ¿Pero no dicen siempre que el ladrón siempre vuelve a la escena del crimen? Tú abriendo las cortinas lo verás todos los días.

– Jajaja. Eres un cachondo.

– Bueno, te dejo, sigue vigilando, cualquier cosa llamas. Creo que lo haremos el martes. Te sienta bien el uniforme. Pareces un mandamás.

– Vete a tomar por culo. Espero que mejor que el traje del penal, jajaja.

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