Llego el momento de romper con esta historia, llego el momento de romper ataduras, llego el momento de la mágica palabra… IRSE

Es difícil, pero ahora he decidido echarte yo… Lárgate

Después de tus idas y venidas, de lágrimas, de risas y sonrisas amargas, de pedir abrazos, de solicitar palabras, de jugar a batallas perdidas, ahora, exactamente ahora, me he dado cuenta que me sobra todo lo tuyo, que me sobran tus palabras vacías, tu presencia, tus miradas a mi espalda y tus besos que quemaban, pero no daban calor.

Ahora quiero que te vayas de verdad, que salgas de mi pensamiento, de mi vida, de mi cuerpo… Lárgate de mi mundo. Te pido que te vayas y no me dices nada. Claro que tú eres de esa “especie” que quiere ser rico sin trabajar, que quieres viajar sin moverte de su sillón, que quieres que le abracen y se declaran en huelga de brazos caídos, que quieren tener amigos y no saben el significado de la palabra leal. Lo quieres todo pero no haces absolutamente nada. Nada de nada, aparte de vivir la mierda de vida que vives día tras día como una inmensa mentira.

Me has dejado sin fuerzas, vulnerable. Y sin embargo, es esta misma vulnerabilidad la que me da fuerzas para bajarte de mi barco dejándote solo ante la tempestad. Es esta misma vulnerabilidad la que me obliga a decirte que te he visto desnudo, por fuera y por dentro y conozco todas y cada una de tus grietas. Es esta misma vulnerabilidad la que me hace aflorar una sonrisa cuando por casualidad me cruzo contigo.

La que te dice que ha roto esas cuerdas que me ataban a ti. La que con estas palabras, te escupe fuera de aquí.

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