Con todo el respeto señor Martínez, ¿pero usted de verdad cree que esta es la fotografía más adecuada para la campaña?
Todos los asistentes de la reunión enmudecieron ante el atrevimiento del nuevo.
Martínez guarda silencio mientras se recuesta en el sillón clavando la mirada en el chico nuevo del departamento.
¿Cuál es el problema Nacho? Las palabras salen despedidas como cuchillas tras una incómoda pausa que parecía interminable.
Bueno, a ver, es que sigo sin entender si nuestros clientes van a asociar nuestro producto con esta imagen. No dejan de ser dos chicas, al otro lado del mundo, y un toro…
Un búfalo de agua, le interrumpe uno de los presentes con ganas de apuntarse un tanto del jefe, y gira el rostro con una brillante y falsa sonrisa.
Sí bueno, lo que sea, continúa Ignacio molesto con la interrupción. Nuestros clientes son personas de mediana edad y que solo quieren…
Martínez levanta ligeramente una mano, la autoridad y poder que condesa en un simple gesto tan tenue basta para hacer callar a Ignacio que se queda con la palabra en la boca.
Verás Nacho, ¿tú crees que a mí me importa esta fotografía lo más mínimo? Nosotros, simplemente, tenemos que arreglar un problema. Un problema que vino de una mente brillante y lúcida, alguien a quien por cierto, también se lo ocurrió recomendarte para el puesto. Una persona, a quien se le ocurrió comprar quinientas mil miniaturas de bovinos hace tres meses y que ya no sabemos ni dónde meter. Así que ahora, los búfalos, los toros, y cualquier mierda de bicho con cuernos va a ser la hostia, y va a irradiar frescura, y cualquier hombre o mujer de mediana edad va a querer comprar ese coleccionable tan cutre. ¿Estamos Nacho? Pues ya puedes volverte a sentar.