Tú eres, urbe, un pastel de cumpleaños
y por las noches astilladas de hastío
se aluzan con tus velas
voces como estás:
¡Oh Romeo, Romeo!
¿Por qué eres tú, Romeo?
¿Qué caprichoso demiurgo,
qué hexaedro de millar de caras
engarzó tus dedos a mi garganta?
Tengo mariposas en mi culo dolorido
y siento por mi antebrazo diestro
bolsas de la compra y de patatas fritas,
hasta hace bastante viento
y para nada me encuentro abrigada.
Para ser nuestra primera cita
estamos siendo algo prestos
¿Cuál es tú comida favorita?
En un albino tintineo de farola,
noto destemplada la entrepierna.
Mi amígdala se agarrota,
me concentro en el manto de hierba,
aquella, encontrada más allá de la acera.
Te lo suplico: contesta,
no quiero caer en la cuenta.
Estoy soltando lágrimas
¿No es ridículo?
Ahora comprendo el infortunio;
Ni Papeles, ni Balanza, ni Dictamen:
Somos carne contra carne.