En lomas de sangre amanece el lobo

y ocupa su lugar entre otras fieras

amenazando dientes cual tijeras

y soplando ante tu pared de adobo.

 

Por su aliento suspiras con arrobo

y en su campo sueñas que tú pacieras

y en su fuego de bestia te prendieras

en llamas en la noche como un robo.

 

Ellas huyen con los demás ratones

rogando al lobo fiero su clemencia

temiendo el vil dolor de la derrota.

 

Mas tú sostienes fieles tus pasiones

y en el beso demuestras insolencia

mientras su boca en tu sangre reflota.

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