Imagen de categoría

– Que no puede de ser, leñe ya. Que me dejes.

– Insaturable amor de eterna fiereza, fantástica ternura almidonada en tales ojos níveos que relumbra el candor de tu mirada más que el neón de las pantallas a tu espalda con las listas de manjares, por favor y de rodillas te lo ruego, consiénteme en lo que pido.

– Mire usté, que no pué de ser, que me dejes ya en paz, que eso no se pué de hacer.

– ¿Mas en que infatigable ronda de botones en tus dedos no pudiera hallarse fuga para este inquebrantable rogar mío? ¿Acaso bajo la fría lluvia, en la gélida calle, he de quedarme torpemente plantado con la mano extendida en tembloroso gesto pedigüeño, cuando tú, amada dependienta de establecimiento de comida rápida, tienes en tu poder la salvaje atribulación de poder acallar el furor de mi existencia atendiendo cortésmente a este diminuto favor que te solicito y ruego amablemente cumplas para saciar mi dicha?

– Amo a vé, que aquí en el Burriquín no ponemos Mac-nada, que de eso no tenemos, que eso es del Masdonals. Que si quiere usté un Maflurri, o como se llame, eso no es aquí. Aquí le pongo un Oreoseik, si quiere, pero más ná.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *