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Mariluz remueve su café, mientras mira los azulejos de la cocina.

Sus pensamientos hacen que olvide donde está y lo que tiene que hacer.

Otra tarde de invierno, otro funeral por un amigo.

Este es diferente, ella no puede creer que han pasado 42 años desde que conoció a su vecino a Toni, y se enamoró de él.

Él, increíblemente guapo, atractivo, seductor y también mujeriego.

Si quisiera, ahora mismo, Mariluz podría asomarse a la ventana y ver la terraza del salón de Toni, pero hoy no puede hacerlo.

Sólo puede pensar en ella misma, en si después de 47 años de matrimonio con Juan, ha hecho lo correcto.

SÍ, TIENE QUE SER QUE SI.

Pero su corazón no la deja descansar, imposible olvidar.

Cuando jugaban al tenis

Cuando ella ensenó a los hijos de Toni a jugar al tenis mientras él la miraba

Cuando los dos matrimonios tomaban el aperitivo los domingos y ella sabía que Juan ni amaba ni quería a su mujer.

Cuando ella invitaba a los hijos de Toni a merendar en su casa, y después se quedaban a cenar porque Mariluz sabía que Toni y su mujer estaban en medio de otra discusión.

¿Cómo es posible que hayan pasado 42 años?

Toni tiene nietos, ella no

Toni enviudó, ella sigue casada

Toni viajaba, era deportista, increíblemente atlético, increíblemente despierto.

Toni sabía disfrutar la vida

Toni le hacía palpitar el corazón

Toni le hacia sonreir y sentirse bella, importante, inteligente.

Pero Mariluz nunca se atrevió, nunca tuvo una aventura, nunca fue infiel a Juan.

Y ahora con 72 años se siente…

Ya no sabe lo que siente, sólo que ha estado enamorada de Toni durante 42 años

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