- Esbozar una sonrisa ante la mención de Camboya
- Comerse las galletas antes de la venta benéfica
- Nazis
- Otra maldita película de vampiros
Tenía 17 años y mis padres se habían ido a pasar el día fuera. Así que ahí estábamos Juán y yo, viendo otra maldita película de vampiros.
No había pasado ni un cuarto de hora cuando va y se acuerda de la venta benéfica
– ¡Sólo quedan tres días y apenas hemos vendido nada! ¡Nos echaran de “Caridad Cristiana” si no llegamos al menos con 50€!
– Lo siento vida, pero Chuky destrozó las cajas… y una vez abierta…
– ¿Qué?
– ¡Que nos hemos comido todas las galletas! Entre los dos…
– ¡Maldito chucho! ¡lo mataré!
– ¡Ay!, no seas nazi. ¿No podría compensarte con algo?
– Bueno… Ya que estamos con los vampiros, ¡dame tu virginidad!
Y así fue como acabó con los pantalones bajados, mostrándome ese ridículo pene con un extraño color amarillo.
– La llamo “El Vietnamita” – me dijo con orgullo
Desde entonces, no puedo evitar esbozar una sonrisa ante la mención de Camboya.