Premisas:
- Un malentendido guarrete
- Manazas
- Lamer algo, y luego decir que es tuyo
Me gusta mirar el retrato familiar de encima de la chimenea. Todos miramos a la cámara. Bueno, todos menos El Imbécil. Mi hermano -mamá dice que no lo llame imbécil- estaba pellizcándole. Así, además de sonreír, el arco de mis cejas se ve enorme. Pero él no mira a la cámara. Que se fastidie, por manazas.
Mamá dice que casi todas las palabras que acaban en «azas» no deben decirse. Como «bocazas». Me pregunto qué opina mamá de «amenaza». El Imbécil bocazas lo dijo el otro día.
Aun así me gusta la foto. Casi todos sonreímos. Bueno, el tío está muy serio. Quizá él y la tía Berta habían discutido esa mañana. A veces ocurre. El tío dijo algo que no entendí…»un malentedido guarrete» o algo así. Mamá no tiene una opinión muy concreta sobre las palabras acabadas en «ete». Mamá me dijo que «malentendido guarrete» era un musical de la Gran Vía. Le pregunté si podíamos ir, incluso llevándonos al Imbécil. No debí de hacer preguntas. Ese día me quedé sin chuche.
Un día mamá enmarcó la foto. Ahora está en un marco dorado. Papá se disgustó. Le dijo a mamá que otra vez tendría que ir devolverlo a El Corte Inglés. A veces mamá traía cosas a casa y papá se disgustaba. Decía que un día vendría la policía. Y mamá decía que daba igual, que el marco ya estaba un poquito roto. «Vaya, eso es como lamer algo y luego deci que es tuyo». El marco dorado sigue allí. Y mamá y papá sí sonríen en la foto. A veces no les entiendo. Mamá dice que cuando sea mayor lo entenderé todo. Mientras eso sucede, miro la foto que está encima de la chimenea.