Estoy con los nervios del examinando…

Saberme posado en tus ojos camino de tu cerebro y tu corazón. ¿Se puede aspirar a algo más en esta y las próximas dos vidas?

El domingo posiblemente no duerma en Madrid, si no, nadie me privaría de tu presencia. Prometo mantenerte al tanto de posibles cambios y si finalmente pernocto en casa, considérame tuyo.

De tu apetencia hago yo necesidad y bandera… Proponme vernos mañana cuando nadie nos advierta, huyendo al ocaso armados de un mechero y sendas miradas iluminando nuestro camino al Hades, si ha de ser nuestra meta… aunque desearía que fueses tú, tan resuelta en lunas, tan llena de suspiros, tan plena de miradas y promesas engarzadas en tus córneas, donde pueda yo pescarlas, jugándome la vida y el raciocinio.

Yo:

Cada poro de mi cuerpo escupe lo que en mi interior se agita. Tus palabras en espiral sobre mi cabeza…todo tan efímero, tan lejano a la erupción que me revienta en el pecho…Tú…

Él:

Te conoceré con el frío como aliado, anocheciendo para buscar refugio en un lugar angosto y oscuro.

Mezclo en la coctelera la gravedad que transforma la garganta en la cueva de un acantilado, con el vaho de las palabras que se agolpan y, aun así, comprenden que lo sutil es la espera, el sosiego, la calma…

Yo:

Pondría mi cuello en el cadalso jurando que no me crucé contigo hasta ahora…

Solo la ceguera provocada por los focos…solo de ella desconfío.

Pongo rumbo a tus oídos y tapo los míos, para no sucumbir a cantos de sirenas…

Ahora te pediría fuego…-¿tienes fuego? -gracias- , y apurando la llama del mechero te miraría a los ojos…

 

Le esperé…le soñé, le ayuné, le perdoné, guillotiné su garganta y nunca volvió a hablar.

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