Iba alegre caminando por la soleada avenida, pensando en cuántas veces habría fantaseado con su muerte. Moriría de pie, sentado, haciendo el amor…?.Cuando, pasando por debajo de una repisa una maceta golpeó su cabeza y bruscamente, se desplomó en suelo.
En su delirio agónico, las escenas más queridas de su vida pasaron por su mente: comiendo pizza, jugando al fútbol con su hijo, viendo pelis porno a escondidas…
Entonces, una despampanante rubia se le acercó y le dijo: “Señor, quiere usted que llame a una ambulancia?”. Y él respondió: “Déjelo, buena mujer, tan sólo dígale a mi esposa que , para mi vergüenza, tenía razón… que nuestro mejor amigo, Manolo, ha sido el gran amor de mi vida, que lamento lo mucho que sufrió con sus sospechas, que lo nuestro fue más fuerte que…”. Pero de repente los ojos se le cerraron y nunca más volvió a hablar.