Envuelto en ramas verdes vas naciendo,

Señalándote a existir, aún tierna yema,

extendiéndote a la vida, blanda y grande,

y dejándote mecer, dulce y serena;

Es un ciclo a iniciar, tan mansamente, sin más pausa ni fe que la paciencia.

Otros días caerán, y en estas tierras, hablarán de tu sombra fresca y recia;

Y quizás piensen sus noches a tu abrigo, y tal vez sepan de amor sobre tu tierra.

En la inercia de existir, ser silencioso, sobre el viento peinarás tu cabellera,

y al batir de tu ramaje en su furor, mostrarán los negros miedos que aún acechan.

Tallo, arbusto, hoja añil, noche, fin y rama seca;

y en el campo se hablará de tu vejez, de tu sabio saber de centinela.

Brote, mata, verde vid, nueva vida brotará en otra arboleda,

Nuevos troncos a otros cuerpos sostendrán, nueva savia, nueva lucha, nueva era.

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